Muchas veces, los problemas nunca vienen solos. Aunque las causas no están todavía claras, lo que sí parece cierto es que los hijos (varones) de padres divorciados tienen una probabilidad de sobrepeso mucho mayor (un 54% más) que los hijos de padres casados o que conviven sin estar casados. Si nos referimos a la obesidad, la probabilidad sube hasta el 89%. Entre las hijas también se da este efecto, pero de forma menos marcada.
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