Pero no debemos abandonarnos. Dos estudios publicados en Nature confirman que la dotación genética es, de lejos, la principal causa de la obesidad, muy por delante de la dieta o el sedentarismo. Eso puede eliminar cualquier sentimiento de culpa de muchas personas que la sufren, pero no debe, ni mucho menos, empujarnos al abandono: también está demostrado que una alimentación saludable y la práctica del ejercicio permite luchar con éxito contra una carga genética poco favorable.
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