La respuesta podría llegar a ser no. Unos investigadores australianos han encontrado la causa de que las madres transmitan sus problemas metabólicos a sus hijos: al parecer, con la obesidad se produce un cierto deterioro en la mitocondrias de sus óvulos, lo que supondría tanto la transmisión de dichos problemas a su descendencia como la dificultad de esas mujeres para quedarse embarazadas. Pero los investigadores han apuntado ya posibles soluciones.
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