Sí, ahora estamos seguros de que dormir poco engorda. Y, no, no es una cuestión psicológica, ni de aburrimiento, ni de que al estar más horas despiertos tengamos más oportunidades de comer. La relación entre la falta de sueño y el aumento de peso es básicamente biológica, ya que la primera hace que aumenten en nuestro organismo los niveles de una sustancia, la 2-AG, que nos hace comer más. Tan sencillo (y enojoso) como eso. Tengámoslo en cuenta a la hora de planificar nuestras horas de sueño.
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