Vivimos rodeados de recomendaciones dietéticas y condicionados por ellas: el azúcar es malo, las verduras son buenas, el tomate previene el cáncer, la carne favorece su aparición, esto engorda, aquello adelgaza... y asà hasta el infinito. Pero quizá el lector se haya preguntado de dónde salen estas recomendaciones y hasta qué punto tienen validez cientÃfica. La respuesta puede no ser muy tranquilizadora.
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