Se dice, se sabe, pero no se hace: hay que vigilar y, si hace falta (y suele hacer falta), cambiar las costumbres de nuestro hijos en materia de alimentación y sedentarismo. El motivo es la obesidad. Y a las consecuencias que sabíamos hasta ahora (estéticas, ser obesos de adultos...) se ha sumado otra: cada vez hay más niños y adolescentes con diabetes tipo 2. Sí, han leído bien: niños con diabetes.
Seguir leyendo...
No hay comentarios:
Publicar un comentario